¿Y qué?
¿Qué le pasa a la vida, que vive amargada? Con llantos y penas, con noches muy largas. Y el niño que implora, llorando, perdón. Y el alma que vive en una canción. Ni de tristes promesas puedo salvarte. Atrapado te hallas sin poder ayudarte. Y yo... aquí estoy. Sin más. Si no sabes de virtudes, no hables de defectos, pues más vale el silencio que palabras rotas. Más vale el pensamiento esquivo, que si no el alma llora. Nadie quiere eso. Todo aquello que dijimos suena más lejano que las piedras que tiramos, que los ríos más apartados. Más vacío que yo misma, que no duermo por las noches ni de día. Ni tan siquiera pienso, siento o lo que se te ocurra. Ni tan siquiera sueño, ni como, ni vivo. Respiro por mera costumbre, desganada hasta para ello. ¿Ganas de vivir? Sí, póngame unas, pagaré lo que sea. Ni siquiera a mí me vale eso, no tengo dinero, ni virtudes, pero sí defectos. Ni la muchedumbre me entiende ni sé si quiero entenderlos. No, no