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Mostrando entradas de junio, 2014

Suspiramos como para que nos oigan

A menudo me pregunto cómo pueden llegar a viejas esas personas que ya están muertas en la adolescencia. ¿Todo esto se pasa? Es decir, llega un punto en el que te das cuenta de que todos estamos muertos por dentro, pero hay gente que no. Y esa gente es la que te parece rara, irreal, inhumana.  Esa gente es la que te hace cuestionarte cosas. ¿Cómo viven? ¿Qué hacen? Bueno, en teoría es esa clase de gente la que vive, ¿no?

Envidia de plata

Allí arriba en la ladera hay una muchacha que no está muy entera, pues la Luna le ha partido el rostro para hacerse con unos labios y unos ojos. Y ahora que la Luna puede vernos, sabrá todo lo que le ocultemos. Y susurran nuestras vidas los hierbajos; y susurran nuestras vidas porque pueden. Que tú haces, que yo miro; que tú sueñas, que yo río; que tú saltas y yo lloro; que tú mueres, quieto y solo. Y la Luna baja como una araña porque quiere tus entrañas. Y ahora que la Luna siente, llora. Y ahora que la Luna siente, está rota porque ha roto a dos extraños. Y la pena es que no tiene manos para acariciar tu cara, para arrancar tu calma, para sentir de nuevo. Y es que todo esto es adictivo, el matar y el sentir y todo junto; y yo me escondo entre los juncos porque los escombros ya no existen.

Rutinas

Me acabo de acordar de que nunca me ha importado herir sensibilidades. Y es por eso que quiero contaros algo. Sé que me arriesgo a que corra de boca en boca como si de un chismorreo de la vecina del quinto se tratase. Bueno, bien mirado, yo soy esa vecina del quinto y, sí, soy yo quien va a iniciar todo esto. Nuestro protagonista está sentado enfrente de mí. Yo solo le observo, no hago nada malo. (A menos que comerse un sándwich de atún se considere algo malo porque odio el atún, pero no quedaban de otra cosa). Y bien, muriéndome del asco, observo, aún con más asco, al señor que tengo delante. Su pelo, lleno de mierda, le cae en mechones oscuros y pastosos a ambos lados de la cara y sus ojos, con la esclerótica amarillenta, parece que se le van a salir de la cara en cualquier momento. Los tiene muy abiertos y me da cosa mirarlos por si mi expresión facial imita la suya y no quiero que piense que me sorprende o que me da miedo, solo que me da asco. Tampoco es que yo me al

Atrápame

Porque me gusta batir las alas en contra del viento, pero no frente a ti. La luz no siempre es aquello que nos guía. Al menos no a ti. Al menos a mí sí. Que todo lo que digo es mentira y me río. Que todo lo que digo es verdad y me río más. Que te mortifiques. Que te ahorques. Que me atrapes. Que me ahogues. Que quiero. Que mejor no. Que lo grito. Que me callo. Que lo hagas. Que te vayas.

Veinte

Ella estaba tirada en el sofá con esa cara que se te pone cuando estás muy cansado, aburrido y dolido a la vez. Esa cara que te hace vomitar tristeza por los ojos y gritos por el corazón. Esa cara que dice "No me hables", pero que parece que nadie la ve porque todos te hablan. A veces le lanzaba miradas al teléfono esperando que sonara en cualquier momento. Esperando que sonara en mitad de la noche y que fuese alguien que le resultara agradable. Alguien que le dijese "¿Quedamos? Vamos, vístete. Nos vemos en un rato". Pero eso nunca ocurría. Miraba al techo y a las paredes como si aquel color blanco fuera a desaparecer por arte de magia. Recorría cada centimetro con los ojos imaginando líneas aquí y allí de diferentes colores, entrelazándose o dejándose espacio. Dibujando en la monotonía. Incluyéndose en un cuadro. "No va a pasar nada. Nunca pasa nada", se repetía todo el rato mentalmente. Se repetía que se quería morir. Era un pensamiento tan

Pero nadie quiere

Las manos se me posan sobre el teclado tantas veces al día... Y ninguna es para escribir. Para lo que yo llamo "escribir". Y me apena. Me apena mucho porque lo necesito. Se posan como esos pajarillos que me cantan en la ventana y me hacen odiar, pero quedarme fascinada a la vez. "Ya no escribo nada", pienso. Luego me fijo en los días en los que he escrito y no parece que haya pasado tanto tiempo, pero para mí es la eternidad hecha letras, para mí es un corazón que no llora y unas manos que no escupen.  Y lo de dentro se acumula como se acumulan las tareas. Como se acumula todo. Todo. Todo. Todo lucha por salir y nadie quiere todo, todo es mucho. Todo está triste. Yo estoy triste. ¿Yo estoy triste?  Nadie sabe nunca nada, pero podríais saber tanto si quisierais. Me podríais conocer tanto si quisierais.