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"Me gusta esa canción...

...pero tiene tanto que ver con cosas que me han pasado, o que no pasarán en mi vida, que duele, que asusta. No quiero volver a escucharla nunca más. O al menos en un tiempo... en un tiempo largo." ¿Cuántas veces has pensado eso? ¿Cuántas veces he pensado eso? ¿De verdad podríamos contarlas? Cuánta pregunta inútil, por cierto. Ni te molestes en contestarlas, son de esas preguntas a las que llaman "retóricas", son de esas preguntas que no esperan respuesta. Pero yo, sin embargo, como persona que soy (y no pregunta retórica), en la mayoría de las cosas busco una respuesta. Quizá no sea una respuesta que esperaba ni de la persona que quería, pero sería una respuesta y eso es lo importante.

Huye hasta morir

Huir es no acercarse a los problemas. No tocar el fuego porque quema, no, sino mantenerse muy, muy lejos de donde está el fuego, no sea que pase algo. Ni siquiera quieres mirar hacia donde está el fuego porque en cuanto lo ves, sabes que existe y, por tanto, no puedes obviar su presencia. Y tú no quieres saber nada del fuego. Porque a lo mejor te hacen ir hasta él ahora que ya sabes que está ahí. Y que has dicho que tú no quieres, joder, ¿es que la gente no escucha? Pero entonces llega un momento en el que aparece alguien (o "alguienes") que te enseña que el fuego, aparte de quemar, también sirve para dar calor. Que el fuego también puede ser agradable.  Todos huimos del fuego alguna vez. Yo le tengo mucho miedo al fuego, pero puedo mirarlo, acercarme y calentarme con él. Y más si alguien me acompaña.

Impotencia

Ya sabes de lo que te hablo, de ese no poder hacer algo. Pero es que yo no sé si no puedo o si no quiero. Quisiera poder ayudarles, pero. Quisiera poder hablarle, pero. Quisiera poder estudiar, pero. Quisiera poder irme de aquí, pero. Quisiera poder vivir, pero. Y así con todo. Y así siempre. En fin.

Hocicos en el corazón

Recuerdo que dije, me dije, muy convencida, que cuando se muriera mi perra nunca podría tener otro perro porque sería como reemplazarla y eso nunca iba a ser así. Que sería una falta de respeto tanto para ella como para la otra mascota. Para ella, porque estaría reemplazándola; para la otra, porque sería cariño artificial. Porque nunca sería un cariño como el que le tenía a ella. Ya no sé cuántos años hace que ella no está conmigo y quiero creer que me estoy emocionando escribiendo esto y, joder, qué mal. No sé contar el tiempo y casi que mejor porque no quiero pensar cuándo fue aquello. Era muy importante para mí. No era solo una perra. Todavía me sigue doliendo hablar de ella o que hablen de ella. Es como que no tienen derecho, y siempre con cierto toque de burla que me hace querer romper dientes. Es que, yo qué sé, para mí no lo era todo, pero casi. Y he pensado que a lo mejor lo que necesito en la vida es un perro sobre el que volcar mi cariño para curar este vacío existen

Noesis

Hoy el día está a juego con tus ojos, que no son grises, pero transmiten ese vacío, esa tristeza que solo tú sabes expresar. Esa mirada muerta en vida, perdida en compañía y triste en la alegría. Que qué voy a saber yo, ¿no? Que qué tristeza saber de esto.

Revelación

Porque la verdad duele. Porque la mentira duele. Nunca estamos conformes con nada y a la vez no es bueno ser conformista. Todo este tiempo pensaba que estaba escribiendo sobre la vida y digo yo que cómo voy a escribir sobre algo que desconozco. Lo que yo hago, parece ser, es escribir sobre la ausencia de vida. Y que vale, que bien.

Yogures caducados

Desde esta altura nos han visto contar siete veces. Y reír, unas cincuenta.  Pero qué más da, si la vida se ha quedado tirada en un STOP sin gasolina.  Sin cuerda que la ate a este vacío sin ganas y sin sabor a limón, ni a naranja ni a pollo frito.  Si a la vida la han echado del piso por no pagar el alquiler y se ha tenido que ir en bragas a la calle.  Y encima con unas bragas feas, de esas que han perdido el color de tanto lavarlas.  De tanto lavarlas mal y despreocupadamente.  Pero qué más da, de nuevo, si nadie va a follar con ella porque nadie la quiere en su cama.

Que alguien le eche limón a este cansancio

Es que, joder, de verdad, que no me entiendo. Que quiero limón en el cansancio, os digo. ¿Que qué quiere decir eso? ¡Y yo qué sé! Bueno, os explico mi interpretación personal: (ojo, interpretación personal de algo que yo misma he escrito) Si te echas limón en una herida, escuece. Si te echas limón en un ojo, escuece. Si te echas limón sobre la vida, escuece. Si te echas limón sobre el cansancio,... Se entiende, ¿no? Quiero que el cansancio me escueza un poquito y que tenga que soplar muy fuerte hasta marearme. A ver si así me da por reaccionar o si me caigo al suelo. No sé, por probar...

Recapitulemos

Creo que nunca me habían pagado un sueldo tan bajo por hacer un trabajo (y mira que siempre que me han pagado por hacer algo ha sido una mierda, pero). Pero bueno, se trata de mi madre. No sé qué me esperaba. Además, me ha dado la mitad porque, claro, empecé a trabajar en la segunda mitad del mes, pero el sueldo "completo" sigue siendo una verdadera mierda. Mi vida se ha convertido en mi vida más la vida de mi madre y, bueno, si no podía con mi vida sola, con otra ni os cuento. Creía que en parte esto me ayudaría a poner estabilidad en mis cosas. Es decir, que la falta de tiempo real haría que me pusiera las pilas, pero ni por esas. Estoy más agobiada, pero ni aun así soy capaz de hacer nada. Y ahora he pasado de no hacer nada a hacer solo lo de mi madre. Y, vamos, que la estoy jodiendo, por no perder las costumbres. Quitando eso, todo sigue siendo el caos que era, así que bien.  Todo sigue yéndose a la mierda con normalidad, todo sigue precipitándose al vacío

Reiniciando...

La seguridad del resto de la gente es lo que me hace temblar de miedo ante todo.

Sinceridad es la ausencia de conocimiento

Es bonito eso de que le digas a alguien que no tienes motivación en la vida, que nada te hace seguir hacia delante y te dé un abrazo.  Y más si no tienes mucha confianza con ese alguien. Contarles desgracias vitales a medio desconocidos es agradable.  Claro, que también se asusta cuando yo le digo que no he dormido ni cuatro horas mientras que yo lo veo normal. Es muy maja.  Quizá es por eso de que me saca cinco años, que me ve pequeña. No sé.

El cadáver de una planta

"Me clavo las uñas en piel invisible y el corazón me llora tinta". Y todas esas cosas que escribo de mentira y que no significan nada,  pero que suenan medianamente bonito. Ojalá pudiera decir algún día "me he cansado de aparentar que estoy muerta".  Que haya sido todo mentira. Que la gente me descubra como una mentirosa. "Que en realidad no tengo alma, que estoy rota, que me duele". Que todo eso no sea nada más que letra negra en la pantalla. Que todo esté tan vacío que haya eco y que las paredes encuentren  en mis palabras ese alivio inexistente que pretendo plasmar.

Se me derrumba lo poco que tenía construido de la vida

Todo va mal. Socorro. Porque ya no "Puedo fingir que mi vida es algo más que esperar al siguiente desastre". Porque el siguiente desastre ya ha llegado. Bueno, no solo es uno, son varios de la mano. ¿Ahora qué? ¿Qué es lo siguiente?  

Siempre me ha gustado la palabra «magenta»

En el cielo Amarillo y Azul se juntan para dar Verde Y Rosa y Azul nos regalan Morado Tal y como cuando yo mezclaba colores de pequeña. A veces crees que se ha hecho de noche en tus ojos y lo que pasa es que no has subido la persiana lo suficiente.

Luz, por favor

Somos bombillas rotas, Cortantes, Sangrantes, Delirios Y gritos. Somos cactus del desierto Que han bebido mucha agua Y se desbordan hacia el suelo Y sonríen hacia el sol, Que ciega y mata. Y muere. Como nosotros.

We're setting fire to our insides for fun

Tengo un amigo que dice que las cosas importantes (las cosas "fuertes", como él las llama) se sienten en el diafragma. Y yo qué voy a sentir si tengo la vida rota y no sé cómo arreglarla. Si me da miedo arreglarla por lo que pueda pasar. Me da miedo que la vida me vaya medianamente bien. Hay que ver lo gilipollas que somos, ¿eh?

Irreflexión

Tumbémonos a morir en un cachito de césped con una mantita. Comiendo pan y queso o bollitos de pan chino o muriendo sin más. Yo qué sé. Y tú dibujándome mientras yo me río y luego cantamos y miramos al cielo. Y aparecen flanes de la nada a la vez que las nubes se mueven deprisa porque ya no quieren contemplarnos más. Porque se han cansado de esperar a que les hagamos caso. Y es que tampoco queremos hacerle caso al mundo en general. Ni a nosotros ni a nadie. Para qué. "Puf, cómo odio los anuncios de Spotify", pienso mientras escribo esto. Porque es lo que estoy escuchando, anuncios. Bueno, y a esta mujer cantar:

Morado eres tú

Quiero regalarte palabras bonitas en una caja cerrada con un lazo de color morado. Y que ese lazo puedas quitarlo y ponértelo en el pelo. En tu pelo de color morado. Porque eres lavanda, Tinky Winky y una berenjena. Porque eres Morado. Porque eres Irene y eso es mejor que todo lo demás. Creo que eres la única Irene que ha pasado por mi vida que quiero que se quede en ella. Al menos un poquito más que las otras Irenes que han pasado o que están pasando por aquí.  "Por aquí", como si mi vida fuera un lugar que visitar, como si fuera una calle. La calle "Mi vida". ¿En qué portal vives? Que quiero ir a buscarte para ir a los columpios a reírnos y a inventar canciones. Porque los días son grises, pero nosotras no. Porque tú eres Morado. Y yo... yo no sé qué soy. Ni siquiera sé si soy. Pero eso no importa.

Pequeños detalles

Hoy me apetece tanto no ser que no sé cómo no hay ocho cuchillos desgarrándome por dentro. O puede que sí los haya. Yo qué voy a saber, si no sé nada. Si no sé a nada. Seamos partitura, viento y calma, pero vida no, por favor. Cualquier cosa menos eso. Cualquiera.

Es absurdo, pero es que la mayor parte de la vida es así

A veces me siento estúpida, casi cuerda. Pero luego recuerdo que estoy loca y todo vuelve a la normalidad. "Locura" como sinónimo de "normal". Qué absurdo todo. Qué absurdos el todo y la nada, tan opuestos y necesarios. Suenan tantas voces en mi cabeza, y ninguna de forma literal y clara, que no sé si es que estoy loca o si deseo estarlo. Necesidad de locura, falta de interés. Menudo sinsentido que es el mundo  y cuántas tonterías he escrito en un momento.

Para uno la libertad puede ser estar bien atado a una silla

Creo que ahora mismo podría morirme y se notaría la diferencia, pero, vamos, que a mí me daría igual. "Qué suerte, tu muerte es relevante". No, veréis, es algo más complicado que eso. Es un "sé que hay gente por cuya vida he pasado y he escrito un pie de página, unas páginas, un par de capítulos o tres palabras, pero en cualquier momento pueden pasar a las palabras siguientes y no pasará nada". Y es comprensible. ¿Es que a vosotros no os pasa eso con todo el mundo? Que llegan a vuestras vidas, dejan sus miguitas de pan, las palomas se las comen y esas migas de pan desaparecen. Y vuelta a empezar. Solamente necesito encontrar motivos, motivos con los que nunca doy y estoy cansada de intentar cosas buscando sin encontrar esa motivación. Y no creo que vivir sea buscar una razón por la que vivir, sinceramente. No quiero que se me caiga la vida a trozos de la cara a los pies a cada segundo. Lo que quiero es pintar las siluetas de los cadáveres con tizas de c

A veces tocamos el violín con el pulmón derecho

A veces olvidamos que las personas son personas. Es decir, pensamos que nuestro profesor siempre está dando clase o que la chica que nos atiende en ese restaurante de comida rápida solo está ahí. Que no tienen una familia con la que volver a una casa, que no tienen a gente que les quiera y les diga "buenas noches". A veces tocamos el violín con el pulmón derecho y otras... otras solo nos gustaría bailar con el corazón.  Y nos sale mal porque no sabemos llevar bien el ritmo. Nos pisamos los pies mutuamente o solos. Nos movemos arrítmicamente y sin gracia, poseídos por la desidia y el control. A veces tienes que perder ese miedo, tienes que perder el control.  Pero ya sabes lo que pasará si lo haces, por eso te quedas quieto. Y callado. Y observas. Y empiezas a confundir descontrol con amor y con cosas que no entiendes.  Con amor. Cuántas tonterías. Si no sabes lo que es eso. Será que no has desayunado esta mañana. Seguro. Ve a ese restaurante de comida rá

Soy muy de arrancarle la energía a la vida

Y guardarla en un cajón para que no vuelva a salir nunca más. Entonces viene alguien, un alguien curioso, y abre el cajón, saca esa energía y me la incrusta, quiera o no. Porque, yo qué sé, ese alguien hasta cierto punto lo tiene permitido. Y entonces bailo. Le bailo a la vida. Bailo con la vida. Bailo la vida.

Historias en el metro

Echaba de menos escribir sobre sucesos reales y no sobre sentimientos tontos y absurdos a los que no les sé dar más explicación que estas palabras que están por aquí de vez en cuando. Sentimientos que, afortunadamente, no llegáis a captar del todo o nada. La historia de ayer tuvo lugar en el metro por la mañana. Oí sin querer un trozo de una conversación que estaba teniendo lugar justo a mi lado. Los que hablaban eran un chico y una chica que compartían barra de agarre conmigo y, bueno, parecían buena gente. Ella mencionaba que nunca había tenido amigos como tal, que nunca los ha tenido (le hizo la aclaración al chico de que hablaba exceptuándole a él), que siempre en el instituto y en el colegio la gente había quedado sin ella. A mí me entraron muchas ganas de decirle: "Hola, soy Andrea y a mí sí me gustaría ser tu amiga". Pero volvemos a lo de siempre, a aquello que ya comenté una vez: no puedes acercarte a cualquier persona y presentarte sin más y menos decirle esto. A

Cáscara de huevo

Crees que todo es lo mismo. Que todo se repite. Que caes al vacío. Y caes y caes y caes. Crees que le importas a alguien. Que estará ahí. Que vive por y para ti. Y caes y caes y caes. Crees que crees. Quieres creer que quieres creer. Y caes en que caes. Y caes y caes y caes.

Breaking Bad

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El traqueteo del tren indicaba que la velocidad disminuía según aquellos árboles se acercaban a nosotros. O nosotros nos acercábamos a los árboles, no sé. El corazón me palpitaba a un ritmo totalmente inverso al de aquel recorrido que estaba a punto de terminar. La garganta me pedía agua a gritos y yo ni siquiera oía un pequeño susurro. Mis manos buscaban tontamente algo a lo que agarrarme. Necesitaba aire. —Disculpe... —oí decir, creo que a mí. Apartaba a la gente a empujones, necesitaba llegar a algún sitio. Todavía no sabía a dónde. Debilidad extrema era lo que estaba experimentando y, mientras, arrastraba las uñas por aquellas paredes, por aquel vagón. —¿Dónde estamos? —escuché de nuevo. Era yo. ¿Era yo? No podía ser otra persona. Estaba sola en aquel sitio.  Giré tantas veces la cabeza hacia un lado y hacia el otro que no sé cómo no acabé mareada. Ah, sí, porque ya lo estaba. —¿Hay alguien ahí? —Pensaba que nunca diría esa frase. Sé de buena tinta que no se debe dec

Mad World

A veces no somos más que un niño o una niña que parecen tontos por sacarle cosas bonitas a la vida. Como si en eso de crecer estuviera implícito ver la crueldad del mundo, como si de pequeños no experimentáramos esa crueldad. Me hace gracia cuando alguien habla de la infancia como si se tratara de un campo de rosas sin espinas y que siempre está en flor. Puedo decir de primera mano que un niño sí experimenta la crueldad, tanto desde un lado como desde el otro. Eso es lo triste de la vida, no lo de ahora. Es como si nos hubiésemos formado sobre lava y ahora fuéramos una montaña de roca dura y peligrosa que en cualquier momento puede volver a entrar en erupción. No sé, es que el mundo está muy loco y yo a veces también. Quizá solo soy una niña tonta que sabe sacarle cosas bonitas a la vida, aunque esta trate de esconderse en pozos muy oscuros y alejados de la gente. Quizá todo lo que acabo de contaros es mentira.

Aquí todos hablamos bajo el agua

Imagina un mundo en el que no se imagine. En el que todo lo que has vivido sea mentira y en el que no se pueda parpadear (qué dolor de ojos, por Dios). Imagina un mundo en el que todo es presente de indicativo, de color morado y cálido sin llegar al calor abrasador del que huye todo el mundo. Imagina un mundo en el que las pisadas de la gente tienen diferentes colores, el color de su alma (porque en este mundo existen las almas, ya te digo que si existen). Imagina un mundo en el que siempre sea otoño y primavera a la vez, en el que se camine por el cielo y se estornuden letras de canciones. Pero entonces recuerdas que la gente de ese mundo imaginario no puede imaginar y te invade una tristeza absoluta. Es un mundo oscuro y solitario. La gente no se quiere. Se engañan. Mienten. Matan. Comen. Rompen. Arañan. Desgarran. Asfixian

Es triste

Hablemos de cosas obvias, como de que el cielo es azul y de que tiene nubes. O no tiene. O sí, pero no se ven muy bien. O se ven muy bien y parecen de mentira, como si un niño las hubiera pintado y las hubiera puesto ahí. No sé, lo que parece mentira es que un día estaba yo en el coche de mis tíos con mi primo pequeño sentado al lado y él me dijo: —Vamos a jugar a descubrir formas en las nubes. —Vale —le respondí. Era algo que me recordaba a mi infancia, puesto que yo solía buscar figuras en aquellas esponjas de agua de color blanco cuando era más pequeña. Él no paraba de encontrar cosas y yo me quedaba en silencio, asustada. Me entraba el pánico porque no era capaz de ver nada, solo nubes. Menos mal que después de un rato sí pude vislumbrar algo. Es la misma clase de pánico que te entra al ver que no eres capaz de describir un lugar en el que has estado muchas veces o el aspecto de alguien a quien conoces desde hace tiempo. Dudas sobre el color de sus ojos o sobre su estatu

¿Qué es para ti la vida?

Un día me dio por preguntarle esto a mucha gente en Ask . Al ser una pregunta tan abierta, cada uno puede interpretarla como quiera y tiene más libertad para responder. Y tanta es la libertad que sienten algunas personas al escribir, que una de las respuestas con las que me topé fue la siguiente: "Imagina la nada. Un gran lienzo en blanco. Y en esa nada se comienzan a escuchar cosas, susurros, historias que van chocando contra la tela y la llenan de distintos colores, dibujos que narran esas historias. Las primeras frases de los libros que has leído hacen brotar escuelas de magia, posadas en los bosques y enanos danzarines; los créditos de las películas que has visto llenan la esquina izquierda con imágenes que se entrelazan entre sí; las fotos que has sacado vuelan llevadas por una brisa de palabras a través del lienzo. Y la música lo llena todo, la música de un verano olvidado, himnos de imperios, réquiems y órganos resonando por las montañas de papel que se han ido alzando

La vida

Podemos fundirnos bajo el sol junto a la nieve. Y podemos llorar dentro del mar gotas de agua amarga. Podemos ser estrellas en el cielo y reunirnos con Mufasa. Podemos morir de sed en un desierto de palabras. Gente solidaria carente de carencias. Tiempo medido en latidos, por qué no. Pasos. Golpes. Timbres. Hola. Cucarachas pisadas con un grito desgarrador previo al ataque. Ay. Ay. Aidalai.

Only with you the dead come to life

Nos interesa la gente viva porque la muerta ya no puede sentir. Y es por esto por lo que o bien nos obligamos a vivir, o bien permanecemos muertos en vida. O, ya siendo extremistas, somos necrófilos y no necesariamente con gente muerta de verdad.

Déjame en paz

Escribo entre susurros maquillados con los latidos de mi corazón. Escribo palabra por palabra porque sí, porque no y sin un porqué. Escribo siempre las mismas palabras en frases distintas y en momentos dispares. Quisimos ser personas y nos quedamos en el deseo. No por nada, es que somos vagos y ya está. A veces pienso en todo lo que ha escrito la gente y de verdad que os digo que no hay estanterías suficientes si pasamos todo a papel. Con tinta y todo. Y encuadernado. Con olor a papel, a libro nuevo. Con olor a fracaso de escritor mediocre que no ha tenido éxito en la vida y está trabajando de algo que no es lo suyo, que no le corresponde y con lo que no se identifica en absoluto. Qué triste, ¿no? En verdad nos da igual, para qué mentir. Os escribo esto mientras mi madre me amenaza. Literalmente. Que imagino que me estoy jugando mucho la vida, pero que esta situación no es ni medio normal. Mi vida no es ni medio normal. Os escribo esto para recordaros que todos pedimos

Contemos todos juntos hasta que el mundo se acabe

...Por favor.

Se me ha olvidado cómo respirar

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Me apetece mucho ser y no ser a la vez. De esto que quieres morirte, pero no. No sé, para mí es lo mismo de todos los días. Que no, que no me pasa nada. ¿Es ese el problema? De verdad que yo quería aburriros contándoos todo lo que hice en Galicia estos días pasados, pero me aburría hasta yo escribiendo sobre ello. Solo puedo decir que la experiencia ha sido maravillosa, que me ha alegrado un montón poder conocer en persona a cierta gente y volver a ver a una de mis mejores amigas. Que yo qué sé, que ha sido todo muy bonito y he hecho fotos y vídeos para que mi memoria no cause daño a esos recuerdos. Y que espero volver alguna vez, al igual que espero que mi amiga vuelva aquí, a mi casa. He estado en la casa de mis sueños, he hablado con un perro y he escuchado el mar. Un mar distinto al que ya conocía. Me he muerto y revivido varias veces, me han mirado mal, he cantado y me he reído. Mucho. He perdido cinco euros y he sido darcs. He ido a una feria medieval y me han to

Suicidio inmortal

Y la chica de las caderas desnudas con su hermosa decadencia arrastraba sábanas de lino entre huesos y torturas. Pues no hay tormentas ni lagos que no aguarden sus besos. Ni destellos fantasmales que no sonrían a su paso. Curvas sin frenos, labios heridos. Aquella piel tostada y esos ojos malditos. Navegan sin rumbo hacia el destino dibujando espirales en el tiempo. Y con ritmo, muy lento, callan heridas y lamentos. Compás descompasado y pesado sin nombre más que el de un tic-tac. Inmenso océano de palabras lanzadas al espacio como gritos de socorro. Y tú, que aguardas, paciente, al eterno sino y no llega. Que siempre viene tarde y te has cansado de esperar.

¿Por qué no saltamos desde un quinto piso?

Mi alma tiene unas ganas terribles de llorar y yo soy una opresora de mierda que no le deja. O algo así.  Lo mejor es que es sin razón.  A ver, ¿por qué podemos reír sin razón, pero no llorar?  Si ya lo dije: somos idiotas.  ¿Pero cuántas veces hacemos lo que necesitamos hacer?  Eso y que somos unos putos vagos. ¿O me equivoco? Bien, cerremos los ojos y no pensemos durante un momento. Eh, te estoy viendo, ciérralos. Y cuenta hasta diez, susurrando. 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 ¿Ya estás de vuelta? Muy bien. ¿Ha cambiado algo? No, ¿verdad? Sinceramente, ¿qué esperabas que pasara? Ah, que ni has cerrado los ojos. Hazlo y date cuenta de que nada se soluciona. Nada se soluciona si tú no mueves los dedos. Eso es lo que quiero que entiendas. ¿Por qué no nos tiramos desde un quinto piso? ¿Te gusta desde más alto? No hay problema. Yo no soy la que va a recoger los cachitos. Ni tú. Quizá no lo haga nadie. Quiero que comprendas que así

Me da miedo la gente

Pero hasta límites insospechados. En vez de mejorar en las relaciones sociales, lo único que he hecho ha sido acabar siendo totalmente incapaz de hablar con la gente. Soy prácticamente incapaz de sentirme a gusto con alguien. He acabado convirtiéndome en un bicho más raro que el perro verde que ya era. Muy poca gente sabe tratar conmigo, ya que parece que tengo un humor muy cambiante. En realidad no es así en la mayoría de los casos. Lo que quiero decir es que detesto dar esa imagen de persona simpática y a la que le puedes contar toda tu vida a los dos minutos de conocerla. No digo que no lo sea, pero me agobia mucho. De verdad. Conmigo hay que ir más despacio por lo general. Me ponéis en un compromiso social que solo habéis acatado vosotros y dais por sentado que yo también lo he hecho cuando no es así. Y tampoco debéis presuponer que una persona que ha sido simpática una vez lo vaya a ser siempre.  ¡Somos seres humanos! Tenemos distintos estados de ánimo, dist

Somos idiotas

He hecho el descubrimiento del siglo, lo sé, no hace falta que me deis las gracias. A veces somos un verso mal escrito, un renglón torcido o una mancha de tinta en una hoja de papel, pero somos parte de la página. Y eso es lo que debería importarnos. Porque si te fijas bien puedes ver que todos tenemos las ideas agrietadas y los pulmones vacíos. Que todos somos, al fin y al cabo, lo que se conoce como iguales . Al menos en ese sentido, en el de ser idiotas. Y que bien.

Romance de la infanta jorobadita

Hoy quería compartir con vosotros esta poesía que más de una vez (y de dos y de tres) me ha recitado mi abuela materna. Para ella es muy especial porque su hermana, quien murió muy joven, llamó una vez a la radio para recitarla. A mí personalmente me pone los pelos de punta. A ella también. Y no pretendo que a vosotros os pase lo mismo, pero si eso ocurriera, sería maravilloso. Simplemente necesitaba que esto estuviera aquí, en mi blog, que formara parte de mí. Dice así: Romance de la infanta jorobadita Hila, hila, que te hila, hilaban las dos infantas. La mayor, hilos de oro la segunda, hilos de plata. La más niña de las tres se distraía y no hilaba. Sobre el faldellín de raso ociosa la mano blanca, los ojos claros perdidos más allá de la ventana, en la noche, toda llena de estrellas y luna clara. Con la sonrisa en los labios la miran las dos hermanas. Como era jorobadita todos la menospr

Yes, we can

Podemos ser espejos rotos tirados por el suelo. Podemos ser migas de pan del bocadillo de la merienda. Podemos ser una amapola en primavera. Podemos ser el reflejo de lo que queremos ser y nunca seremos. Podemos ser tantas cosas que muchas veces no sabemos por dónde empezar. Estamos parados, como esas señoras que nos cortan el paso cuando caminamos por la calle. Titubeando, indecisos, al igual que cuando vamos a comprar un helado y tenemos que elegir de qué sabor  lo queremos. Sabemos lo que no nos gusta, pero no lo que sí. Mejor dicho, hay tantas cosas que nos gustan que no sabemos qué es lo que nos gusta más. Y las ganas, como la energía, se traspasan de una actividad a otra.  Dejamos a medias mil cosas que pensamos retomar algún día. Ilusos. ¿Pero esto no va de eso? ¿De soñar? De soñar con hacer las cosas realidad. El problema es que cuando los sueños se hacen realidad ya no quieres volver a soñar. Y quiero creer que no nos hemos rendido ante eso. De ver

You're losing your mind again

Últimamente (creo que lo que viene siendo desde ayer) me he permitido pensar, pensar en muchas cosas. En cosas que no debo pensar nunca. Es como la sección prohibida de la biblioteca de Harry Potter. La he visitado de noche, a oscuras, a escondidas, sin que nadie me viera. Ni siquiera yo.  Y digo que ni siquiera yo me he dado cuenta porque no estoy pensando en nada, no pienso en esas cosas en las que no tengo que pensar porque ya tengo asumido que no tengo que hacerlo, pero de alguna forma siento que lo he hecho. Una vez me describieron como "profunda, pero feliz". Me dijeron que daba esa sensación. Detesto parecer tan feliz, entonces, porque no lo soy. Y en cuanto no estoy haciendo el idiota, sonriendo o cualquier cosa así se piensan que me pasa algo. Hoy me ha preguntado mi primo cuatro veces que qué me pasa. Yo le he dicho que nada y es verdad. No me pasa nada. No entiendo por qué parece que estoy triste, deprimida y enfadada. No entiendo por qué lo siento así. Tampoc

L'été

Todo sabía a azul y el aire tenía un tono dulzón. Abrí los ojos con miedo, no sabía qué encontraría allí. La boca seca no ayudaba, necesitaba beber. —Toma —ofreció una voz cercana. Frío en mis palmas. Sudor en las sienes. Rizos al viento.  Abrí la lata que me habían puesto en las manos, aún sin ver. No estaba preparada. Aquellos pasos lejanos, las voces, la espuma del mar. Todo era tan mágico, tan irreal. Y quería ver. Y me daba miedo. Y quería ver. Y vi. Vi que todo era maravilloso, que todo sabía a verde y el aire tenía un tono salado. Abrí los ojos del todo y entendí a medias. Entendí que la vida era eso. Que eso era lo que había estado buscando toda la vida. Durante mi vida había buscado mi vida y no la encontraba porque la estaba viviendo. Era verano. Verano.

Absence

Cómo detesto el ruido que no haces.  Y las cosas que no dices. Cómo detesto que te hayas atrevido a no atreverte. A no dejarte ver. Cómo mata la muerte.  Y, lamentablemente, cómo no vive la vida. Mientras, el piano suena.  Ah, no, sólo era una llamada entrante en un teléfono móvil.  Ajeno. Porque mío no. De todos modos, esta lógica absurda de la nada ya es un tema muy manido. Este absurdo lógico sin sentido nos teme más que nosotros a él. Fingimos que nos da miedo el futuro. Ponemos como incierto lo que sabemos con seguridad. Aplastamos esperanzas con nuestras propias manos.  A sabiendas de que lo hacemos. Nada nuevo. Nada.

Diecinueve

Iba corriendo a través de aquellos campos. Su risa se perdía con el canto de los pájaros y se entrelazaba con el viento. Aquel vestido blanco que llevaba luchaba por mantenerse en su sitio, pero los volantes estaban furiosos. —¡Llegaré antes que tú! —¡Eso ni lo sueñes! —recibió como respuesta. Su hermano le pisaba los talones (y le sacaba dos cabezas, todo había que decirlo), pero ella tenía muy claro que llegaría antes que él. —¡Solo me quedan diecinueve pasos más!  —gritó con una risilla intentando no pararse mucho, pero su hermano se tiró sobre ella para abrazarla por detrás. —Te he dicho que no vas a llegar. Se pararon y ella se dio la vuelta frunciendo el ceño, simulando un enfado. —¿Por qué no quieres que llegue a la cima? —Porque aún no estás lista y te puedes caer al llegar. Y no quiero que te hagas daño. —Pero ya soy mayor, estoy preparada. Me he hecho daño muchas veces y siempre me he levantado y he seguido. —Yo cuidaba de ti,... —Pero no lo necesitaba

Qué te voy a contar que aún no sepas

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Yo quiero las cosas claras, el chocolate espeso y el tiempo atmosférico parado en una eterna primavera próxima al verano, como el tiempo que hace cuando es mi cumpleaños o, incluso, un poco antes. Quiero arrancar la hierba del suelo y romper ramitas que caen de los árboles. Quiero escuchar al viento gritar de dolor y agonía. Quiero leer un libro bajo un árbol y oler el sabor de la alegría. Quiero que sepáis que lo que tenéis vosotros en el estómago son mariposas muertas que hay que extraer. Que estoy anclada entre inspiración y espiración y no sé salir de ahí.  Que yo soy esa que odia no poder odiar y quiere sin querer.  Esa idiota perdida de la vida, esa idiota engullida por la vida y que vive sin vivir. Que miramos al cielo buscando formas en las nubes y a lo mejor son ellas las que buscan formas en nosotros. Formas de evadirse de sus puñeteros días húmedos. Porque nadie piensa en la tristeza de las nubes. Nadie abraza al viento cuando gime y llora. Nadie sus

Hola, soy tu vida, que no tu menstruación

—Toc, toc. —¿Quién es? —La vida, que vengo a sucederte. Así empezó todo, una mañana cualquiera, en un hospital cualquiera, nació un niño cualquiera. O niña. No sé, nació una persona cualquiera. Le dieron un nombre, una familia, un grupo sanguíneo y un color de piel. Y él (o ella) sin pedir nada de eso. Casi le dan una religión obligada también, pero por unos pocos minutos le tocó nacer en otro país diferente. En otro continente y todo. Con costumbres diferentes. Y la comida, oh, la comida. Bueno, al principio, y si tenía suerte, tendría la misma comida que cualquier otro bebé. Y entonces vendrían todas las cosas nuevas: el primer baño, la primera papilla, aprender a caminar, el primer juguete, el primer diente (qué hijoputa, qué daño hace, ¿verdad?), la primera palabra... Y, sin saber casi ni cómo ha sido posible, tiene ya una edad para pensar, para saber que lo que hace está mal o está bien o no está o está demasiado. Que ciertas compañías son mejores que otras. Que es buen

Vivir en un arcoiris

Hoy os voy a contar mi tarde en Aravaca.  Aravaca es un cacho de pseudociudad en un cacho de campo dentro de una ciudad. Me explico: Aravaca es una especie de pueblo en  mitad de un paraje verde y precioso en medio de Madrid, aunque supuestamente es un barrio madrileño (al menos así lo indica nuestra amiga la Wikipedia). Al parecer está lleno de pijos que viven en chalets muy bonitos y que miran a la gente con aires de superioridad y secretando 1,5 ml. de gilipollez por cada poro de su piel, pero alguno se salva. Yo, al no tener coche, tengo que hacer uso del transporte público para ir a cualquier sitio y es por esto que mi madre se ha aprovechado vilmente y me ha hecho ir a mí para no tener que coger ella el coche y para irse a comer con una amiga. Y yo no he podido quedar con un amigo para pasar el día en Madrid con él. Al menos, cosa que me ha sorprendido, mi madre me ha dado cinco euros por ir a hacer la entrega.  Odio con todo el alma hacer transbordo en Atocha por

Hola, soy yo

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¿Sabías que todos los seres humanos respiramos? Sí, por muy malas personas que seamos o muchos años que tengamos, todos respiramos. Bueno, hay gente que no puede respirar por sí misma porque tiene un problema respiratorio y cosas así, pero respira igualmente. Existen personas que no solo respiran aire, que respiran momentos, canciones, palabras, que respiran días, soles, nubes. Otros, por el contrario, respiran tristeza, muerte, acertijos o, incluso, lluvia. Yo, por mi parte, me dedico a respirar sin respirar. Creo. ¿Que cómo se hace eso? No sabría explicarlo, tienes que dejar de vivir en vida para sentirlo sin sentir y es todo un lío del copón bendito y sin bendecir. Pero sé que hay cosas que necesito para hacer eso parecido a respirar, como escribir aquí cosas sin escribir, como explicar cosas sin terminar de explicarme, como cantar sin saber cantar o como ver sin mirar. Todo pro tiene su contra y toda persona define su definición poco a poco, paso a paso. Despacito. O

Desconocidos conocidos

Me he planteado en más de una ocasión escribir una entrada cada día, pero hay días en los que no quieres escribir, así que la deseché al instante. Simplemente escribo cuando quiero, porque quiero y sobre lo que quiero. Hoy vengo a hablaros de esas grandes personas llamadas "desconocidos". Digo "grandes personas" por eso de que la confianza da asco y otros temas relacionados, pero no voy a entrar en eso. No al menos de momento. Cada día vemos ¿cientos? de desconocidos si tenemos suerte (sobre todo si usas el transporte público, como yo), personas que nunca vamos a conocer, que solo las vemos una vez en la vida o que las vemos todos los días pero nunca las hablaremos. Siempre he dicho que me encantaría poder ser capaz de acercarme a alguien desconocido y presentarme sin más. Empezar a charlar, a conocernos. Pero no puedo. Aparte de por mí, que me daría vergüenza, por ellos, que me mirarían como si fuera una asesina o yo qué sé. No sé, ¿qué pensáis vosotros de

Y salimos volando

Hoy vengo a hablaros del tiempo atmosférico, ese tema que se quiere evitar por encima de todo porque se tiene como banal y carente de importancia.  Se suele mencionar algo relacionado con el tiempo cuando no se tiene de qué hablar, cuando nos quejamos o cuando salimos a la calle o miramos por la ventana. Solemos hablar del tiempo cuando hablamos de poesía y de invierno, mucho invierno. Y primavera. Y otoño. Y verano. Se habla del tiempo cuando enfermamos o creemos que vamos a enfermar. Abrígate bien, que hace frío y luego te resfrías . A la gente no parece importarle eso.  A mí me apena porque sé que no todo el mundo tiene tan buenas defensas como las mías. Mi madre dice que es porque de pequeña estando en la guardería cogí todos los virus y todas las mierdas habidos y por haber, que estuve mala durante todo un mes, se los pegué a ella y a mi padre y me recuperé tan feliz. Yo creo que también se debe a que durante un tiempo estuve tomando Actimel. No es coña, os lo digo to