¿Sabes qué? Te quiero.
Esa frase se ha vuelto casi mi pan de cada día, si no la digo al menos una vez no estoy tranquila, necesito que la gente sepa que la quiero, quizá porque yo necesito saberlo, porque quiero saberlo. No quiero luego tener que arrepentirme por no haberle dicho a alguien lo mucho que le quería en ese momento. Tampoco es cuestión de irlo diciendo todo el día. Soy pesada pero no llego a tal extremo... ¿o sí? No sé, la cuestión es que quiero querer, quiero que me quieran y lo quiero con toda la fuerza que mi pensamiento puede tener, pero si ese pensamiento no se transmite a ese músculo llamado "corazón" de poco nos vale. Yo tengo ese problema... ¿Problema es la palabra adecuada? Supongo que sí. Me pasa que no sé amar, no sé amar sin matar al amor, no sé amar sin agobiar, no sé amar sin hacerlo de forma obsesiva. Simplemente no sé amar, no recuerdo cómo se hace y bajo mi punto de vista es un problema muy grave, sí. Así que no puedo lograr saber cómo sé o no sé amar