¿Sabes qué? Te quiero.

Esa frase se ha vuelto casi mi pan de cada día, si no la digo al menos una vez no estoy tranquila, necesito que la gente sepa que la quiero, quizá porque yo necesito saberlo, porque quiero saberlo.
No quiero luego tener que arrepentirme por no haberle dicho a alguien lo mucho que le quería en ese momento.
Tampoco es cuestión de irlo diciendo todo el día. Soy pesada pero no llego a tal extremo... ¿o sí?
No sé, la cuestión es que quiero querer, quiero que me quieran y lo quiero con toda la fuerza que mi pensamiento puede tener, pero si ese pensamiento no se transmite a ese músculo llamado "corazón" de poco nos vale.
Yo tengo ese problema...
¿Problema es la palabra adecuada?
Supongo que sí.
Me pasa que no sé amar, no sé amar sin matar al amor, no sé amar sin agobiar, no sé amar sin hacerlo de forma obsesiva. Simplemente no sé amar, no recuerdo cómo se hace y bajo mi punto de vista es un problema muy grave, sí.
Así que no puedo lograr saber cómo sé o no sé amar porque no me acuerdo de hacerlo.
A veces pienso que nunca volveré a hacerlo, pero como bien dice una amiga mía: "Nunca sabes cuando vas a volver a enamorarte, simplemente es un sentimiento que llega y punto", o como dice un amigo mío: "Amar es lo mejor que existe, es muy bonito".
Sinceramente, no me gusta hablar de amor.
Qué paradoja, ¿eh? 
Una idiota hablando de amor cuando ni sabe lo que es ni le gusta hablar de ello.
Pero es un tema del que habla todo el mundo, ¿por qué no hacerlo yo?
¿Qué sería de nuestras vidas sin tener en cuenta la opinión de nuestro corazón?
Imaginad a vuestros corazones con boca y ojos. Vale, da miedo,...
Mejor imaginemos por un momento que podemos observar nuestro corazón con los ojos, tal que así:

(Seguramente hayais visto esta foto en Internet, pero simplemente me encanta)


¿No creéis que el corazón también tiene sentimientos? Pongámonos en su lugar durante unos segundos... ¿Veis?
No se puede.
Sin el corazón no tenemos sentimientos y no podemos sentir lo que otros sienten, ni siquiera nuestro estúpido corazón.
Solo sé que odio no poder amar y amo no poder odiar.


Comentarios

Entradas populares de este blog

El fuelle

El libro más increíble que he leído

Escribiendo sobre escribir (una vez más)