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Mostrando entradas de agosto, 2011

Every man dies, but not every man really lives

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Yo no estoy preparada para eso que llaman amistad, prácticamente ni sé qué es eso, por desgracia. Puedo morir de tristeza en el intento de alcanzarla algún día y, sin embargo, me gustaría comenzar esa gran aventura. Una aventura llena de peligros, pruebas y verdades, llena de mentiras, engaños y desgracias, de alegría y confianza, de llanto y de tristeza, de decir no a la soledad eterna. Tantas cosas ocultas bajo la misma tela que asusta, un mosaico construido con mil piececitas pequeñas que no están bien pegadas del todo y necesitan revisión de vez en cuando para no perder ninguna con el paso del tiempo. Eso es lo que quiero yo. Iniciarme en ese mundo gigante lleno de quebraderos de cabeza y preocupaciones. Porque ellos lo merecen y siempre lo harán. O quizá no. Quién sabe. Yo, desde luego, no. Y nunca lo haré. Pero para poder ganar hay que arriesgarse, al igual que sabemos que si jugamos con fuego podemos quemarnos. Merece la pena.

Nunca digas "siempre"

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Pero tampoco hay que decir siempre "nunca". Yo he cometido el error de incumplir las dos oraciones que acabo de escribir. Aunque normalmente evito decir " siempre ", no puedo evitar decir con frecuencia "nunca". No me gusta decir " siempre " simplemente porque nada dura eternamente. Todo se acaba. Siempre . Qué paradoja más traicionera y despiadada... Aun así, siempre es bueno tener esa palabra en mente. Quizá te dé esperanzas en algo, fuerza en una cosa o valor en otra y, aunque no quieras que te pase, cuando ese " siempre " se termina sin haber llegado a la última "e" de la palabra, se te derriba el mundo. Mejor dicho, se derriba tu mundo y no encuentras la manera de reconstruirlo. Pero puede que sea todo como un terrible sueño del que te despiertas y observas que nada de lo que parecía real ha pasado en verdad. A veces, para pasar de un estado a otro se necesita tiempo, no actúa todo el mundo igual. Y y

Morir por un día

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Sería interesante poder morir solamente un día. Veinticuatro horas. Mil cuatrocientos cuarenta minutos. Ochocientos sesenta y cuatro mil segundos. Así visto parece mucho. O poco. Depende de por donde se mire. Un día o no es tanto o puede convertirse en la eternidad. Siempre se dice que cuando te lo pasas bien, el tiempo pasa más rápido. El tiempo pasa al mismo ritmo, nosotros perdemos la noción de él. Y más yo, que hasta aburriéndome y pasándolo mal las agujas del reloj se mueven de forma extraña para mí. No suelo saber en qué día u hora me encuentro y eso a veces me trae problemas. Pero hablando de eso de morir durante un día y luego, tras ese día, volver a la vida otra vez... sería muy interesante. El gran enigma de la vida es saber lo que pasa cuando ésta se acaba. Qué inútil es nuestra existencia, ¿no? Vivir para ver qué viene después. Es como cuando empieza una nueva semana, es lunes y ya quieres que llegue el viernes. O cuando empieza un día y ya quieres que llegue la

Con valor seré más raudo que un río bravo...

— Es odioso todo esto... — Imagino. — Es como aferrarse a un clavo ardiendo. Te estás quemando y, sin embargo, como te sueltes te caes. — La verdad es que sí .  — Para mí es muy importante y eso es lo más odioso de todo. — Te entiendo, es decir, yo no lo he vivido. Siempre he pensado que podía volar y soltaba el clavo .  — Claro, el señor no tiene sentimientos, si eso lo sé yo ya. Aprende que el hecho de volar está en tu imaginación. En realidad sigues aferrado a ese clavo pero te has acostumbrado a su tacto ardiente. — Será, pero volar es tan divertido... Además, puedes hacer lo que te propongas. Todo está en tu cabeza . — Pero en algún momento tienes que mirar a la realidad a los ojos. — Ya lo hago. Hace tiempo era como tú decías. Ahora puedo volar. Y para volar no hacía falta no tener sentimientos (gran error por mi parte), ... —Está b ien que lo admitas. — ...sino tener el valor y la esperanza de lograrlo.   — Yo no tengo de eso y, en realidad, ni lo quiero. — Porque

Yo soy como el alfiler que sobresale del resto...

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...pero no porque destaque, sino porque sobro. Siempre he tenido la sensación de no encajar en ningún sitio y, de hecho, no lo hago. Normalmente me quedo apartada del resto y puede parecer que me margino yo sola, pero no es así. Intento quedarme integrada en el grupo, pero suelen hablar de temas de los que yo no tengo ni la menor idea y no puedo contribuir de ningún modo. Sin darse cuenta se van alejando más y más de mí y yo voy detrás de ellos como una idiota. Si hay suerte, a las tres horas alguien se da cuenta de que voy algo rezagada o de que no voy al lado del resto exactamente. Si hay suerte. No siempre pasa y me noto fuera de lugar. Siempre. Debe ser que yo no estoy hecha para esta sociedad. Cuidado con los alfileres. Pinchan. Me sigo preguntando qué hago yo en este mundo y la única razón de seguir en él es buscar un porqué.

No finjas que te importo...

Ni me hables cuando te convenga. No me trates como a una idiota. No me uses como si fuera un objeto. No me escupas palabras dañinas. No me digas cosas sin pensarlas. No necesito que te portes como un estúpido. No me dirijas la palabra solo para pedirme cosas. Ni siquiera me gusta que seas tan borde y seco. Deja de hacerte el interesante. No lo eres. No intentes hacerte el gracioso, hay gente que no lo es, como tú. Y así podría seguir con mil cosas, pero pararé. Piénsatelo al menos varias veces antes de molestarme con tus idioteces porque ya no estoy segura de poder aguantar alguna más y a la vez no quiero que desaparezcas de mi vida. Ah, ¿que aún no has desaparecido? Me paro a mirar unos instantes y tú ya no estás en mi vida, excepto para molestar. El solo hecho de que me saludes (si a esas cosas se les puede llamar saludos) me irrita de tal manera que hace que me ponga de una forma insoportable contigo. Pero, ¿sabes qué? Te lo mereces. Ya está bie

Mañana será un "cuando se pueda"

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Miramos el futuro como si fuera algo lejano, algo que llegará dentro de mucho tiempo, pero no vemos que en realidad esa palabra, de seis aparentes insignificantes letras, está a tan solo un paso de distancia en el gran recorrido que forma el camino de nuestra vida. Cuán duro y largo es ese camino y cómo a veces tratamos de pillar atajos, evitar cruces, coger salidas o simplemente cortarlos de raíz, como si de un bonito árbol se tratara. Pero ese árbol puede estar medio muerto o estar disfrutando de la más pura jovialidad vegetal. Pueden habérsele caído las hojas porque es invierno o simplemente porque se está muriendo. Puede habérsele roto una rama por antojo de la señora llamada Naturaleza o puede haberla roto alguien con sus manos. Puede tener el tronco perforado por aquellos insectos que habitan en sus entrañas o puede haber sido agujereado por unas llaves pronunciando un "te quiero". ¿Pronunciando un te quiero ? ¿Por qué tenemos la necesidad de escribir

Conversaciones que parecen diálogos sacados de un libro

— Te quiero. — Yo también te quiero. Mucho. — Mentira. — Yo no miento. — Lo sé. — ¿Entonces? Te quedas sin argumentos. — Te quiero y ya. — Y me es más que suficiente. — Qué bonito. — Sí, sí lo es, sí. — Bastante, sí, sí. — ¿Pero no es más bonito que sea así y ya? — Sí, es mejor así que caer en el vacío de la mentira por algo que es así. Te quiero como la trucha al mero. — ¿Y no es mejor simplemente un "te quiero"? No se necesita comparar con otro "te quiero" existente por el hecho de ser de la misma magnitud, simplemente se necesita sentirlo. — Cierto, no puedo comparar lo que te quiero con una magnitud ya existente, puesto que te quiero más que cualquier magnitud existente. — Idiota de mierda... Cierto. Te quiero demasiado para poder expresarse mediante nada, solo con el corazón. — Te quiero demasiado para expresarlo con un órgano o concepto llamado "corazón", sólo puedo demostrarlo en menos de una décima parte de lo que t