Pensamientos
1. Sentarse tiene esa implicación de pensar en las cosas. Es como si no se pudiera pensar de pie, como si no se nos estuviera permitido: "Siéntate, tengo que contarte una cosa". Y nos asustamos porque pensamos que, de una forma u otra, nos vamos a caer al suelo con la nueva información. Y luego no pasa. Luego no pasa porque nos hemos sentado por si acaso y acabamos asumiendo que sentarse es recibir información y pensar sobre los hechos. Y nunca más pensaremos de pie. 2. "Nadie tiene derecho a influir sobre los gustos de alguien", piensas al oír que a un chico que no ha probado el batido de yogur con arándanos —que sólo ha probado el de oreo— le tiene que gustar el batido de yogur con arándanos. Tiene que gustarle. Y aceptamos esto como si fuera lo normal, pero mira, todo pierde su razón de ser si tú, estudiante de Publicidad y Relaciones Públicas, futura influenciadora sobre los gustos y necesidades de la gente, piensas esto. 3. Mi