Entradas

Mostrando entradas de diciembre, 2013

"Me gusta esa canción...

...pero tiene tanto que ver con cosas que me han pasado, o que no pasarán en mi vida, que duele, que asusta. No quiero volver a escucharla nunca más. O al menos en un tiempo... en un tiempo largo." ¿Cuántas veces has pensado eso? ¿Cuántas veces he pensado eso? ¿De verdad podríamos contarlas? Cuánta pregunta inútil, por cierto. Ni te molestes en contestarlas, son de esas preguntas a las que llaman "retóricas", son de esas preguntas que no esperan respuesta. Pero yo, sin embargo, como persona que soy (y no pregunta retórica), en la mayoría de las cosas busco una respuesta. Quizá no sea una respuesta que esperaba ni de la persona que quería, pero sería una respuesta y eso es lo importante.

Huye hasta morir

Huir es no acercarse a los problemas. No tocar el fuego porque quema, no, sino mantenerse muy, muy lejos de donde está el fuego, no sea que pase algo. Ni siquiera quieres mirar hacia donde está el fuego porque en cuanto lo ves, sabes que existe y, por tanto, no puedes obviar su presencia. Y tú no quieres saber nada del fuego. Porque a lo mejor te hacen ir hasta él ahora que ya sabes que está ahí. Y que has dicho que tú no quieres, joder, ¿es que la gente no escucha? Pero entonces llega un momento en el que aparece alguien (o "alguienes") que te enseña que el fuego, aparte de quemar, también sirve para dar calor. Que el fuego también puede ser agradable.  Todos huimos del fuego alguna vez. Yo le tengo mucho miedo al fuego, pero puedo mirarlo, acercarme y calentarme con él. Y más si alguien me acompaña.

Impotencia

Ya sabes de lo que te hablo, de ese no poder hacer algo. Pero es que yo no sé si no puedo o si no quiero. Quisiera poder ayudarles, pero. Quisiera poder hablarle, pero. Quisiera poder estudiar, pero. Quisiera poder irme de aquí, pero. Quisiera poder vivir, pero. Y así con todo. Y así siempre. En fin.

Hocicos en el corazón

Recuerdo que dije, me dije, muy convencida, que cuando se muriera mi perra nunca podría tener otro perro porque sería como reemplazarla y eso nunca iba a ser así. Que sería una falta de respeto tanto para ella como para la otra mascota. Para ella, porque estaría reemplazándola; para la otra, porque sería cariño artificial. Porque nunca sería un cariño como el que le tenía a ella. Ya no sé cuántos años hace que ella no está conmigo y quiero creer que me estoy emocionando escribiendo esto y, joder, qué mal. No sé contar el tiempo y casi que mejor porque no quiero pensar cuándo fue aquello. Era muy importante para mí. No era solo una perra. Todavía me sigue doliendo hablar de ella o que hablen de ella. Es como que no tienen derecho, y siempre con cierto toque de burla que me hace querer romper dientes. Es que, yo qué sé, para mí no lo era todo, pero casi. Y he pensado que a lo mejor lo que necesito en la vida es un perro sobre el que volcar mi cariño para curar este vacío existen

Noesis

Hoy el día está a juego con tus ojos, que no son grises, pero transmiten ese vacío, esa tristeza que solo tú sabes expresar. Esa mirada muerta en vida, perdida en compañía y triste en la alegría. Que qué voy a saber yo, ¿no? Que qué tristeza saber de esto.

Revelación

Porque la verdad duele. Porque la mentira duele. Nunca estamos conformes con nada y a la vez no es bueno ser conformista. Todo este tiempo pensaba que estaba escribiendo sobre la vida y digo yo que cómo voy a escribir sobre algo que desconozco. Lo que yo hago, parece ser, es escribir sobre la ausencia de vida. Y que vale, que bien.

Yogures caducados

Desde esta altura nos han visto contar siete veces. Y reír, unas cincuenta.  Pero qué más da, si la vida se ha quedado tirada en un STOP sin gasolina.  Sin cuerda que la ate a este vacío sin ganas y sin sabor a limón, ni a naranja ni a pollo frito.  Si a la vida la han echado del piso por no pagar el alquiler y se ha tenido que ir en bragas a la calle.  Y encima con unas bragas feas, de esas que han perdido el color de tanto lavarlas.  De tanto lavarlas mal y despreocupadamente.  Pero qué más da, de nuevo, si nadie va a follar con ella porque nadie la quiere en su cama.

Que alguien le eche limón a este cansancio

Es que, joder, de verdad, que no me entiendo. Que quiero limón en el cansancio, os digo. ¿Que qué quiere decir eso? ¡Y yo qué sé! Bueno, os explico mi interpretación personal: (ojo, interpretación personal de algo que yo misma he escrito) Si te echas limón en una herida, escuece. Si te echas limón en un ojo, escuece. Si te echas limón sobre la vida, escuece. Si te echas limón sobre el cansancio,... Se entiende, ¿no? Quiero que el cansancio me escueza un poquito y que tenga que soplar muy fuerte hasta marearme. A ver si así me da por reaccionar o si me caigo al suelo. No sé, por probar...

Recapitulemos

Creo que nunca me habían pagado un sueldo tan bajo por hacer un trabajo (y mira que siempre que me han pagado por hacer algo ha sido una mierda, pero). Pero bueno, se trata de mi madre. No sé qué me esperaba. Además, me ha dado la mitad porque, claro, empecé a trabajar en la segunda mitad del mes, pero el sueldo "completo" sigue siendo una verdadera mierda. Mi vida se ha convertido en mi vida más la vida de mi madre y, bueno, si no podía con mi vida sola, con otra ni os cuento. Creía que en parte esto me ayudaría a poner estabilidad en mis cosas. Es decir, que la falta de tiempo real haría que me pusiera las pilas, pero ni por esas. Estoy más agobiada, pero ni aun así soy capaz de hacer nada. Y ahora he pasado de no hacer nada a hacer solo lo de mi madre. Y, vamos, que la estoy jodiendo, por no perder las costumbres. Quitando eso, todo sigue siendo el caos que era, así que bien.  Todo sigue yéndose a la mierda con normalidad, todo sigue precipitándose al vacío

Reiniciando...

La seguridad del resto de la gente es lo que me hace temblar de miedo ante todo.