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Mostrando entradas de julio, 2015

Una pausita para coger aire

Tengo la sensación de que todo lo que había avanzado personalmente hasta ahora se ha esfumado, que estoy haciendo el camino de vuelta antes de llegar a mi destino. Que a veces me paro durante meses a contar las piedras que me encuentro, a buscar formas en las nubes, a perderme entre los árboles y a perderme a mí también. Y cuando me quiero reincorporar, estoy tres pueblos más atrás. Y digo yo que así no hacemos nada, ¿no? Qué putada, Dios mío. Le tendré que preguntar a la próxima persona que me encuentre. O algo. Si se os ocurre otra cosa, ayudadme, por favor.

I hope by the morning I will have grown back

Amsterdam se me clava en la piel como un cuchillo se clava en la garganta una y otra vez; una y otra vez; una y otra vez. Y ni siquiera hay razones para ello porque nada de esto tiene un significado oculto o especial. Simplemente es así y punto. Simplemente me gusta clavarme alfileres de vez en cuando porque cuando estás rota del todo, por un poco más, no pasa nada. Porque estás tan rota que no lo estás. Que no sientes nada. Nada. Y así va a seguir.

Espuma blanca (que no azul ni verde)

¿Qué tendrá el sonido de las olas, que destruye todos los pensamientos? Que da igual que intentes pensar en otra cosa porque solo podrás pensar en lo que estás pensando. Solo podrás pensar en lo que estás pensando. Solo podrás pensar en lo que estás pensando. Y que da igual que intentes volver a lo que estabas pensando antes porque solo podrás pensar en lo que estás pensando. Solo podrás pensar en lo que estás pensando. Solo podrás pensar en lo que estás pensando.  ¿Qué tendrá el sonido de las olas, que destruye todos los pensamientos?

Todos mudamos de piel

La cabeza de serpiente que sostienes no la has cortado tú. Ella es la que ha venido arrastrándose hasta ti, ella es la que te ha abrazado, ella es la que te ha sacado la lengua y ella es la que te ha regalado su abrigo. Que decía que ya era de la temporada pasada, que ella es más de ir a la moda y que qué pena que la moda sea morir.

Ofrendas

Con los ojos en la mano ya no puedo ver, pero te los entrego porque no sirven para mirarme entre las entrañas. No sirven para oírme latir, así que no los quiero.

Mis venas son de color púrpura

He borrado todas mis caras para poder mirarme en el espejo y decir "Yo no soy esa". Como si el hecho de darle a "Delete" me diera más poder sobre mí, sobre el púrpura de mis venas. He viajado al pasado y me he dado cuenta de que "Yo no soy esa". Tampoco recuerdo si lo fui y eso es lo que me da más miedo: que el púrpura se vuelva azul, y que el azul se torne en gris. Porque gris es la piedra, gris, la tristeza y gris es la muerte. Y en la muerte no sirven las venas.

Medir las distancias

Cuando estoy aquí, siento que estoy más lejos de ciertas personas que desde allí (que suele ser mi "aquí" habitual). Me entran ganas de llamar a gente a todas horas y de preguntarle cómo está. Me entran ganas de echar de menos, de echar de menos, de echar de. De echar todas las cosas fuera y luego acercarme otras y dejarlas conmigo para siempre, para que aquí y allí sean uno. Para no tener que echar de menos. Pero sin echar de menos no sé si sabría vivir.

No hubo veintinuno

No hubo ni veintiún días ni veintiún nombres que quisiera vivir. No hubo ni veintiuna cartas ni veintiuna nubes en el cielo. Ni siquiera hubo veintiún gramos de ceniza en la hoguera. No hubo ni veintiuna uñas clavadas en el corazón  ni veintiuna venas por las que se derramara el rubí. Y no lo eché de menos.