No hubo veintinuno

No hubo ni veintiún días ni veintiún nombres que quisiera vivir.
No hubo ni veintiuna cartas ni veintiuna nubes en el cielo.
Ni siquiera hubo veintiún gramos de ceniza en la hoguera.
No hubo ni veintiuna uñas clavadas en el corazón 
ni veintiuna venas por las que se derramara el rubí.

Y no lo eché de menos.

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