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Como cuando te pones un jersey de lana y te quieres morir

Si en algún momento fuimos especiales entre todas estas piedras brillantes del río, quiero saberlo. Si en algún momento las migas de pan que se depositaron sobre nuestra ropa no se cayeron al suelo y a mí se me metieron por el sujetador y por eso me picaban las tetas, quiero saberlo. Quiero saber que toda esta molestia existió en algún momento, que no me lo he inventado, que esta falta, este vacío, estas ganas, alguna vez existieron, que no me lo he inventado. Necesito saber que de verdad fui así de infeliz.

piedras en el estómago

la cadena atada en el tobillo te sujeta al fondo del mar y tú te entretienes en hacer castillos de arena submarinos porque sin pala ni cubo también se puede construir; porque solo hace falta una idea estúpida podría convertir estas líneas en una canción y cantártela a ti y a tus piedras en el estómago pero prefiero masticar mis propias piedras, pues suficiente tengo con lo mío

noviembre

noviembre es el mes de la muerte algo así como cuando la ceniza del cigarro se desliza hasta el suelo algo así como cuando pones la cara en la plancha y dices «au» noviembre es el mes de la muerte algo así como cuando metes la cabeza en una bolsa y no respiras algo así como cuando coges aire bajo el agua y no sales solo mueres

oda a mi enfermitud

tengo las manos congeladas ¿es el principio de morir? estas lágrimas son por la tos, no te asustes, no pienso llorar por ti la cebolla que reposa al lado de mi almohada es adele diciéndome que hola, que ha vuelto y está aquí yo la he saludado, entre toses y este malestar, que no te asustes, no es por ti es esta enfermitud llamada entretiempo

Vamos a talar todos los putos árboles

Cuando te cortas con una hoja de papel, lo más lógico es tener cuidado, ser más precavido desde entonces. El papel es nuestro enemigo y nos ha herido: nos da miedo. El siguiente paso es protegerse, ponerse unos guantes. Porque quemar todo el papel existente sería inútil. Porque siempre se puede seguir fabricando papel. Porque lo que tenemos que hacer es talar todos los putos árboles, arrancarlos de raíz, destrozar la tierra y que nunca más vuelva a crecer nada que nos pueda cortar.

Morir es algo natural; esto que hacemos, supongo que no

Somos cadáveres rellenos de cosas por dentro. Matrioskas de la podredumbre. Gusanos hambrientos y moribundos. Sobre todo moribundos. Somos gusanos moribundos. Marionetas de lo absurdo. Olas que rompen sus sesos contra el puto acantilado. (Estamos cansados de subir escaleras, ahora tenemos que saltar y abrirnos el cráneo contra el suelo). (Ahora). Tenemos que saltar y.

Estado anímico: en ruinas

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Las ruinas se han comido todo el fuego que las rodeaba, pero ahora solo queda eso: ruinas. Y es que este sentimiento (al que todavía no le he puesto nombre, por cierto) solo puedo experimentarlo de madrugada, con una canción triste y bonita y en esos momentos de inestabilidad emocional que preceden a la autodestrucción por parte de mi cuerpo. Yo me entiendo. Lo que quiero decir es que a pesar de que sé que esto no es real (así quiero creerlo), cuando aparece, tengo que aferrarme a ello durante unos minutos porque la que quiere ser real soy yo. Porque quiero asegurarme de que sigo existiendo de una forma en la que ya no lo hago. Porque necesito seguir haciéndolo. Y a veces pienso que este es el único modo.

malestar flojito

siento que se me va a caer la cara al suelo en cualquier momento que me va a estallar el cerebro en mil pedazos que se me van a caer los putos ojos al suelo que van a venir las cucarachas las cucarachas se los van a comer que van a venir y se los van a comer las cucarachas

Una pausita para coger aire

Tengo la sensación de que todo lo que había avanzado personalmente hasta ahora se ha esfumado, que estoy haciendo el camino de vuelta antes de llegar a mi destino. Que a veces me paro durante meses a contar las piedras que me encuentro, a buscar formas en las nubes, a perderme entre los árboles y a perderme a mí también. Y cuando me quiero reincorporar, estoy tres pueblos más atrás. Y digo yo que así no hacemos nada, ¿no? Qué putada, Dios mío. Le tendré que preguntar a la próxima persona que me encuentre. O algo. Si se os ocurre otra cosa, ayudadme, por favor.

I hope by the morning I will have grown back

Amsterdam se me clava en la piel como un cuchillo se clava en la garganta una y otra vez; una y otra vez; una y otra vez. Y ni siquiera hay razones para ello porque nada de esto tiene un significado oculto o especial. Simplemente es así y punto. Simplemente me gusta clavarme alfileres de vez en cuando porque cuando estás rota del todo, por un poco más, no pasa nada. Porque estás tan rota que no lo estás. Que no sientes nada. Nada. Y así va a seguir.

Espuma blanca (que no azul ni verde)

¿Qué tendrá el sonido de las olas, que destruye todos los pensamientos? Que da igual que intentes pensar en otra cosa porque solo podrás pensar en lo que estás pensando. Solo podrás pensar en lo que estás pensando. Solo podrás pensar en lo que estás pensando. Y que da igual que intentes volver a lo que estabas pensando antes porque solo podrás pensar en lo que estás pensando. Solo podrás pensar en lo que estás pensando. Solo podrás pensar en lo que estás pensando.  ¿Qué tendrá el sonido de las olas, que destruye todos los pensamientos?

Todos mudamos de piel

La cabeza de serpiente que sostienes no la has cortado tú. Ella es la que ha venido arrastrándose hasta ti, ella es la que te ha abrazado, ella es la que te ha sacado la lengua y ella es la que te ha regalado su abrigo. Que decía que ya era de la temporada pasada, que ella es más de ir a la moda y que qué pena que la moda sea morir.

Ofrendas

Con los ojos en la mano ya no puedo ver, pero te los entrego porque no sirven para mirarme entre las entrañas. No sirven para oírme latir, así que no los quiero.

Mis venas son de color púrpura

He borrado todas mis caras para poder mirarme en el espejo y decir "Yo no soy esa". Como si el hecho de darle a "Delete" me diera más poder sobre mí, sobre el púrpura de mis venas. He viajado al pasado y me he dado cuenta de que "Yo no soy esa". Tampoco recuerdo si lo fui y eso es lo que me da más miedo: que el púrpura se vuelva azul, y que el azul se torne en gris. Porque gris es la piedra, gris, la tristeza y gris es la muerte. Y en la muerte no sirven las venas.

Medir las distancias

Cuando estoy aquí, siento que estoy más lejos de ciertas personas que desde allí (que suele ser mi "aquí" habitual). Me entran ganas de llamar a gente a todas horas y de preguntarle cómo está. Me entran ganas de echar de menos, de echar de menos, de echar de. De echar todas las cosas fuera y luego acercarme otras y dejarlas conmigo para siempre, para que aquí y allí sean uno. Para no tener que echar de menos. Pero sin echar de menos no sé si sabría vivir.

No hubo veintinuno

No hubo ni veintiún días ni veintiún nombres que quisiera vivir. No hubo ni veintiuna cartas ni veintiuna nubes en el cielo. Ni siquiera hubo veintiún gramos de ceniza en la hoguera. No hubo ni veintiuna uñas clavadas en el corazón  ni veintiuna venas por las que se derramara el rubí. Y no lo eché de menos.

Encerrado en un ataúd

La vida va de que sufres un montón hasta el final, cuando te ponen bien guapo para decirle adiós al mundo. Es absurda toda esta cosa de maquillar a los muertos: a los gusanos no les gusta. Ellos solo quieren ser mariposas. Ellos solo quieren ser mariposas. Y tú también, pero tú estás muerto. Pero. Tú. Estás. Muerto. Llaman a la puerta y miras y no hay nadie. Y vuelves a lo tuyo porque no estás como para perder el tiempo con cosas que no existen. Vuelves a lo tuyo, que es ver fotos de nosequién en su Facebook. Porque no estás como para perder el tiempo con cosas que sí existen. Vuelves a mirar hacia la puerta y deseas que haya alguien, que haya algo, aunque sean los gusanos. Pero ellos solo quieren ser mariposas. Y tú no estás como para perder el tiempo. Tragas saliva y miras al techo. "Otra vez no", dices, como si fuera algo repetido y no nuevo. Un deyavú de esos. Es que no es nuevo. Otra. Vez. No. Las arañas trepan por las paredes de tu habitación porque no pueden

Niveles de entropía

Aunque a veces pueda parecer lo contrario, yo soy orden y tú eres caos. Y esto será así hasta el fin de los días.

Un puñadito de perlas

Somos expertos en coger las estrellas con las manos. En agarrarlas tan fuerte... En tirarlas tan fuerte al suelo solo para verlas morir en añicos de luz. Que digo yo que salen más baratas las cerillas si se trata de iluminar. Pero es que aquí la cosa va de destruir. De convencernos de que no solo nosotros estamos rotos. De que somos estrellas.

a c h e

tienes cucarachas en los ojos piel de serpiente en el paladar la purpurina plateada se desvanece tras el dosel intacto de tu cama no he venido hasta aquí para esto no he venido hasta aquí para esto déjame volar

Where everybody goes to be alone

Los abrazos me parten en dos y al mismo tiempo me recomponen.

El cementerio

Recuerdo cuando me miraste asustado y dijiste "Vámonos de aquí". Recuerdo cuando tus dedos huesudos atraparon mis manos y dijiste "Vá-mo-nos-de-a-quí". Quise pensar que no lo decías en serio; que las tumbas estaban cerradas, dijiste. Que no había peligro, dijiste. Recuerdo cuando aún me mirabas, asustado, y no decías nada. Y es que nunca dirás nada. Los muertos te cortaron la lengua.

Masticar hielo da dentera, pero qué se le va a hacer

El pánico se te acumula en la garganta y quieres hablar y lo único que te sale es tirarte al suelo. Tirarte al suelo, abrazarte y llorar (ya sea de manera metáforica o literal). Ya nada te calma y a la vez solo puedes expresar que todo va bien. Nunca ha ido bien nada. Y entonces te paras y paras todo. Otra vez. Una y otra vez. Y tú lo que quieres es pasar a la acción porque se te acaba el tiempo. Que cuándo vas a pasar a la acción. Que cuándo cojones vas a pasar a la acción, joder.

A cruel dark box where a shadow took my place

Cuando tus latidos te indican que estás muerto, no es hora de volver: es hora de seguir.

Dependencias

Me di cuenta el otro día de que, de alguna forma u otra, todos buscamos ser el "No puedes vivir sin mí" de alguien; y que todos huimos de ese "No puedo vivir sin ti". Uno nos parece que significa una fuente de poder, una sonrisa de suficiencia y ser unos cabrones despiadados; el otro nos da un miedo terrible porque después de eso, no habrá nada. Yo quiero pensar que no me aferro a ninguno de los dos, pero siempre acabo en uno u otro lado (o los dos a la vez) sin quererlo. Normalmente más en el segundo porque si el primero se produce, ni me entero. No busco ser el "No puedes vivir sin mí" de nadie, y menos con suficiencia, pero ojalá haya alguien que no pueda vivir sin mí. 

Somos globos de colores, pero no peces

Llega un momento en el que todo lo que tienes se escapa o se destruye. Da igual que te lo ates a la muñeca o lo protejas con una campana de cristal. Da igual que lo guardes bajo llave o lo envuelvas en papel de aluminio. Da igual, principalmente, porque todo se estaba escapando y destruyendo desde mucho antes que se escapara de ti o se destruyera delante de ti. No eres el puto centro del universo, pero tu universo ya no tiene centro ni tiene nada.

Nos arrancamos por el miedo

Llega un momento en el que ya no importa el olor a sangre. Que las paredes se han estrechado tanto y se te han roto tanto los huesos, que ya no se oye nada. Los latidos de tu corazón se han parado y estás aguantando la respiración en un afán infinito y absurdo de sentirte vivo. Los gritos en tu garganta cobran sentido si alguien escucha, pero allí, donde estás, no hay nada. Y sabes que, en realidad, nunca ha habido nada. Llega un momento en el que ya no importa el olor a sangre. Nadie se fija en las heridas de otro. Nadie se fija en el ajeno interior. Solo se oyen aquellos sonidos que no quieren ser escuchados. Una paloma se posa en lo alto de aquel tejado y a ti te da igual porque estás intentando averiguar qué mensaje ocultan las ramas de ese árbol. Un puzzle sin terminar. Llega un momento en el que no importa el olor a sangre. Ni ya ni antes ni nunca. Todo lo que conocías ha desaparecido. Todo lo que vivía se ha muerto. La paz te ahoga más que la guerra

A ver, un minuto de atención

Soy de ese tipo de preguntas cuya respuesta nadie quiere saber, ya sea por falta de interés o porque ni siquiera se ha leído. ¿Que se podrían sacar otras razones? Pues sí, no voy a ser yo la que diga que no. Pero miradme, por favor. No, en serio, miradme: estoy lo mejor escrita posible. A veces, desordenada, pareciendo que carezco de sentido. Otras, con palabras mal utilizadas, pero porque así suenan mejor. Pero en cualquier caso, con los dos signos de interrogación. Me diréis que eso no es extraño. Solo un poquito, al menos. A veces, empiezo en mayúscula porque me gusta causar una buena primera impresión (la mejor no porque yo de eso no sé). Otras, empiezo por minúscula, bien porque voy detrás de una coma y me siento muy empequeñecida e insignificante o no sé desenvolverme, bien porque me da pereza o no tengo energía para ser lo suficientemente correcta. Muchas veces, me cuesta eso de fingir y otras, no tengo bien definido mi tono interrogativo y confundo a los demás. No sé, yo s

Yo nací sirena

Un día, un pescador me encontró en el agua y me preguntó: —Princesa, ¿estás bien? ¿Qué haces ahí? Me quedé muy callada, extrañada. ¿"Ahí"? ¿Cómo que "ahí"? Pensaba que ahí y aquí eran lo mismo. Que todos habitábamos el mismo territorio, que nada nos diferenciaba. El hombre tiró de mí hacia arriba para sacarme del agua. Yo sentí cómo se me morían las escamas y cómo lloraban las estrellas de arriba y de abajo por mi mala fortuna. El pelo —mi pelo— ondeó al viento y me tapó los ojos. Creo que fue mejor así. Me quedé ciega, sin respiración y sin saber cómo volver a mi hogar. Me sentía perdida. Yo nací sirena. Pero supongo que nadie acaba siendo lo que fue en su origen. Podéis escuchar este relato locutado por Andreita Villaverde aquí .

Pensamientos

1. Sentarse tiene esa implicación de pensar en las cosas.  Es como si no se pudiera pensar de pie, como si no se nos estuviera permitido: "Siéntate, tengo que contarte una cosa". Y nos asustamos porque pensamos que, de una forma u otra, nos vamos a caer al suelo con la nueva información. Y luego no pasa. Luego no pasa porque nos hemos sentado por si acaso y acabamos asumiendo que sentarse es recibir información y pensar sobre los hechos. Y nunca más pensaremos de pie. 2. "Nadie tiene derecho a influir sobre los gustos de alguien", piensas al oír que a un chico que no ha probado el batido de yogur con arándanos —que sólo ha probado el de oreo— le tiene que gustar el batido de yogur con arándanos. Tiene que gustarle. Y aceptamos esto como si fuera lo normal, pero mira, todo pierde su razón de ser si tú, estudiante de Publicidad y Relaciones Públicas, futura influenciadora sobre los gustos y necesidades de la gente, piensas esto. 3. Mi

La primera vez

Cuando me ducho y pienso en la vida y en la muerte, {Y en la muerte} me pregunto qué sintió la primera persona que pensó que nuestra existencia valía para algo. Quiero decir, no es como si de repente nuestro cerebro se despertara, {Se despertara y preguntara} y preguntara por qué estamos vivos: si hay una razón. Y yo sólo sé que la primera vez que pasó eso fue la más difícil, que el torbellino vino después, {Yo sólo sé} que fue consecuencia de la primera vez.