Somos globos de colores, pero no peces

Llega un momento en el que todo lo que tienes se escapa o se destruye.
Da igual que te lo ates a la muñeca o lo protejas con una campana de cristal.
Da igual que lo guardes bajo llave o lo envuelvas en papel de aluminio.
Da igual, principalmente, porque todo se estaba escapando y destruyendo desde mucho antes que se escapara de ti o se destruyera delante de ti.

No eres el puto centro del universo, pero tu universo ya no tiene centro ni tiene nada.

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