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Mostrando entradas de noviembre, 2011

Plus que des mots

—¿Por qué lloras?  Sus ojos oscuros me miraban tímidamente en un llanto que parecía que no iba a cesar nunca pero, queramos o no, todo tiene un fin, incluso aquello lo tenía. Su silencio era lo que más me dolía en ese momento, incluso más que verla llorar. —¿Es que acaso he hecho algo malo? No se me ocurría nada que pudiera haber hecho para herir sus sentimientos, pero tampoco se me ocurría nada que le pudiera hacer llorar. Nada excepto yo. Desde el momento en el que la conocí había provocado su inevitable desgracia, pero nunca de ese modo. Nunca visible, pues ella siempre tenía una sonrisa en el rostro para todos. Pero, queramos o no, todo tiene un fin, incluso las sonrisas, pero no mi vida, eso no. Suspiré. Cogí sus manos de la forma más delicada que pude, sin querer lastimarla, sintiendo su cálido tacto bajo mi piel. Nada de aquello parecía real, y es que en verdad no lo era porque ella no podía estar llorando. Aun así, yo seguía aparentando esa sensación de frialdad, esa

Crash

Sí, bueno, ahora mismo tendría que estar estudiando, ¿y qué? Hace un día asqueroso, me duele la cabeza y quiero llorar. "Seguiré fingiendo que no me importa", pienso una y otra vez cada vez que me doy cuenta de toda la gente que he ido perdiendo, estoy perdiendo y perderé en mi vida. Duele tanto que no puedo decir que no me importa. Rectifico: puedo decir que no me importa si me da la gana, pero no puedo hacer que este sentimiento pare, estas ganas de llorar, ya sea por el día que hace, por el agobio que tengo este curso o por la realidad de ver cómo mi número de amigos va mermando a medida que pasa el tiempo. A veces duele tanto que deseas no estar aquí, que deseas evadirte del mundo y la única forma que se te ocurre en ese momento es el no haber nacido o el estar muerto. Gilipolleces que se te pasan por la cabeza por el mero hecho de estar mal, por el mero hecho de pensar que esas personas estarían mejor sin ti. Quizá no te das cuenta. No, no te das cuenta de tod