Entradas

Mostrando entradas de mayo, 2014

La madriguera de las mariposas

Vacío y Rotura se miraron. Estaban a esa distancia a la que uno no puede escuchar los latidos del otro, pero se los imagina. Porque no es como si no se hubieran oído latir antes. Tampoco es como si se dejaran latir. Rotura miró a Vacío con el azul del cielo, pero no de ese cuando hace buen día y no hay nubes, sino de ese cuando viene una tormenta a saludar y Vacío mira al cielo con desgana y dice "Va a llover". Y Rotura se muerde los labios para no decir que se deje de decir tonterías. Que se deje de sentir tonterías. Pero Rotura no es de los que se muerden los labios para no decir. Y esa vez no iba a ser menos, así que Rotura dijo "No debes tener miedo". Vacío se encogió de hombros y le salió esa sonrisilla que le sale cuando no puede añadir nada porque ya está todo dicho, porque no tiene razón. Y se intentó apartar el pelo de la cara, pero a Vacío le cuesta mucho apartarse el pelo de la cara porque su pelo se empeña en vivir y no en existir y ya est

Estructura bipartita

Cuesta mucho mantener dos cosas separadas sin que éstas se toquen nunca. En algún momento se te cansan los brazos, flojeas, parpadeas, tienes que ir al baño. No puedes estar siempre pendiente. No puedes evitar cosas como si fueras una maníaca. Pero, joder, qué puta mierda.

En un mar de estrellas

Ves las telas, la estela, frente a ti. Ves los hilos, delgados, insanos, marchitos, malditos. Ves la manta, en tu mente, es tu meta. Pero desechas la idea cuando deshilachada suspira que quiere ser abrigo, que quiere pegarse más a ti. Y la coges, te la acercas y la hueles. Y la miras con tristeza sabiendo que es su fin, pero no para siempre porque dará comienzo a otra cosa totalmente distinta, pues llevas guardando estrellas desde que estuviste allí. Miras al cielo y recuerdas cuando trotaste en sus nubes, cuando robaste su aliento, sus astros, sus sueños. Y los bajaste a la tierra en forma de cofre con algo dentro: con corazones de rayos y lágrimas de truenos. Tejes y tejes las tejas del tejaroz que se caen y se rompen en trozos pequeños de alma y lanzan su último aliento en forma de suspiro temblón. Y sabes, por desgracia, que da igual lo que intentes hacer, que la lana está podrida, que has vertido vino en el mantel. Que las flores ya no huelen y la bufanda te ha ahogado si

Podría ser yo

Soy la novedad. La caja de zapatos con un lazo de algún color chillón. Los pies descalzos en el suelo. La tos en la garganta. El primer rayo de sol. Un catalejo. No, mejor, un caleidoscopio. Soy tormenta y pasos. Susurros. Soy perfecta, pero me caí hace años y parece que ya no lo soy. Soy una persiana. Una pluma. Una ventana. La música que se resbala hasta tus oídos. El aire que sale de tu boca. El arañazo de tu espalda. Soy el tropiezo. El tormento. El desliz. Soy el salto. La preocupación. La cuerda. El roto. Soy la ola. La calma. La duda. La tortura. Soy los clavos. El martillo. Los grilletes. La alegría. La ansiedad. Soy la euforia. Una lata. Una sandía. Soy el mediodía. La risa. La puta risa. La vergüenza. El trago. La negación. Soy acebo, placebo, erebo. Soy la única.  Soy el miedo.

Nos gusta tragar cristales sin terminar de masticarlos primero

No es tristeza, es evolución, pero en contra de la vida. Siempre que se habla de evolución se piensa que es algo bueno, pero no se tiene en cuenta que se puede evolucionar mal, incorrectamente, hacia el lado opuesto. Algunos tienen un pie en la tumba nada más nacer y no hablo de enfermos terminales. Hablo de esa gente que se hunde en la tristeza adrede, que hurga en su corazón con los dedos sucios y se abre boquetes del tamaño de una sandía para luego tratar de usar ese espacio para guardar cosas en un intento inútil de volver a estar completos. Y lo que pasa es que se le han infectado los agujeros. Hablo de esa gente que se golpea la cabeza contra la pared por tratar de callar sus propios pensamientos porque estos tienen demasiada razón y están hartos de que nadie los escuche y solo taladran y taladran y taladran. Y no se callan. Y suplican y gimen y dicen "socorro" lo suficientemente alto como para que sea insoportable. No nos damos cuenta de que estos rotos no