como puñales

los pétalos de rosa
se caen al suelo
porque están muertos
y el agua del río
acaba arrastrándolos
como cadáveres olvidados,
como si nunca hubieran existido

porque quién piensa en pétalos muertos
cuando tiene flores vivas
quién piensa en el sol ardiendo
cuando la nieve pisa

ni siquiera te preocupan las arañas
que pisan poco a poco tu garganta
—tu ataúd—
ni siquiera las lombrices
que se están comiendo tus entrañas

lo de dentro nunca te ha importado
lo de fuera, casi menos
pero da igual, porque ya nada tiene sentido
ya nada necesito

porque te has ido

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