La muerte de un clavel

El ciclo de la vida se compone de muertes en puntos concretos de éste. Así, de la noche a la mañana o a la hora del té. 
A la muerte le da igual que estés cenando, bailando una jota o haciendo un graffiti, es alguien supermegaimportante, así que hasta cierto punto es comprensible. La muerte calza un Rolex de oro, chavales, y os lleva años y años de ventaja, así que no os las deis de listos intentando aparentar que sabéis más de ella que ella misma, que en cualquier momento puede chascar los dedos y que se cree el apagón.
Buf, qué movida, ¿no?
Imaginad que un señor o una señora viene y se os presenta diciendo "Hola, soy la muerte", así, en plan menstruación. ¿Y tú qué le dices? ¿Que vale? No sé, lo mismo hay reglas de protocolo para estos casos, pero ni idea.
Sería divertido (hasta cierto punto) que la muerte fuera como en Los Sims, pero creo que incluso sería más frustrante el saber que has perdido a un ser querido solo por no haber ganado a la muerte a un jueguito absurdo.
De todos modos, aunque no he planteado ningún tema inicial, sé que me estoy alejando de él, por lo del título y eso. Sé que os estáis preguntando que dónde coño está el clavel aquí en todo esto y es que el título se me ha ocurrido de una manera estúpida. Viniendo a mi casa, al entrar en la urbanización, había en el suelo una cabeza de clavel rojo, así, mirándome. Yo no sabía qué decirle, aún no he desarrollado el lenguaje planteriano, y eso que yo soy medio planta por eso de que hago la fotosíntesis, pero nada. Me he planteado subirla a mi casa, pero luego he pensado que para qué quería yo una cabeza muerta de clavel en mi casa. Eso sí, era una muerte muy bien llevada, tenía un color espléndido que contrastaba de una manera exagerada y alegre con la mierda de color gris del cielo, así que debía de haber sido cortada hace poco. Seguro que había sido la Reina Roja haciendo de las suyas, pero no había ni rastro de ella por allí. Y nada, que yo, como una mala persona, cruel, terrible y otros adjetivos calificativos por el estilo, he dejado a la pobre cabeza de clavel muriendo en el asfalto, expuesta al ciclo de la vida y a sus muertes  puntuales. A eso o a que venga alguien y la coja, pero, ¿para qué? 
Ni siquiera en estos tiempos de crisis queremos trastos inútiles, ni flores que se están marchitando a cada segundo, ni moribundos.


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