Como cuando le quitas las pilas al mando de la tele

Quisiste meterme el dedo en la llaga, pero no sabías cuál de ellas elegir. Por eso, me agarraste el corazón con un puño, dejando un hueco negro y sangrante en su lugar. "Sé que esto va a matarte, pero créeme, me duele más a mí", quise pensar que dijiste. Pero sé que no lo dijiste. Blanca, como la Luna en el cielo, te miré sin comprender por qué me dolía tanto —por qué me dolías tanto—, si solo te habías llevado una parte de mí; el resto seguía entero.

Comentarios

Entradas populares de este blog

El fuelle

¿Qué es para ti la vida?

El libro más increíble que he leído