Nos volveremos intocables
Hoy ha sido la tercera vez que he salido a pasear desde que nos dejan hacerlo. Me siento como la protagonista de un microrrelato que escribí hace años para el concurso de narrativa del colegio: atrapada en una distopía absurda en la que, entre otras cosas, la gente no podía salir a la calle siempre que quisiera; había unos horarios, algo así como cuando estás en una dictadura. A pesar de que intento salir lo menos posible, cada vez se me hacen más necesarios estos paseos, como si estuviera desarrollando una especie de drogodependencia hacia el acto de caminar. Ya no es algo básico, es un deseo inalcanzable, como una mansión en Beverly Hills.
No sé, hace mucho que no me tocan el brazo mientras me hablan, un gesto que odio, pero que ahora mismo hasta echo de menos.
No sé, hace mucho que no me tocan el brazo mientras me hablan, un gesto que odio, pero que ahora mismo hasta echo de menos.
Comentarios
Publicar un comentario
¿Algo que quieras compartir?