Caminar de forma automática
Cuando nos sabemos el camino hacia un sitio y empezamos a andar mientras pensamos en nuestras cosas, caminamos de forma automática. Me he dado cuenta más de una vez y me resulta curioso y agradable. El descubrir que nuestro cuerpo se sabe el camino es realmente interesante y, mientras, tu mente vaga sin parar llevándote a otro mundo mucho más lejano del que te encuentras. De un pensamiento pasas a otro y a otro y acabas por preguntarte cómo has llegado hasta donde estás sin hallar una respuesta porque lo has olvidado. Has olvidado la cadena de pensamientos que te han llevado hasta el último. O, por el contrario, si te esfuerzas demasiado puedes lograr descifrar el enigma o que acabe doliéndote la cabeza. Sea como sea, llegas a tu destino sin haberte percatado en ningún momento de que estabas caminando o ni siquiera de que había gente a tu alrededor. Gente con sus propias preocupaciones y pensamientos, pero que pasan desapercibidas porque estás sumido en tu propia reflexión.
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