Época Contemporánea
Aquel día me levanté, como cualquier otro, con el pie izquierdo antes que nada. Por eso de no dejar las costumbres atrás, por eso de desafiar a la vida y burlarme de ella.
Lo primero que hice después fue lanzarle una mirada de desprecio a la melodía que sonaba en mi teléfono móvil para arrancarme los párpados y despegarlos y abrirlos y ver el mundo. Y yo no quería nada de eso. Y por qué esos cacharros no se apagaban solos o con solo mirarlos. Maldita "Era Tecnológica" inservible. Al final tuve que usar las manos y ese gesto se llevó parte de mi vida consigo.
"Tilín, tilín". Acababa de quitar el silencio a mi móvil y ya empezaban los whatsapps. Que si buenos días, que si has visto esto, que si has hecho lo otro. ¡DEJADME EN PAZ! Abrí las cortinas y volví a cerrarlas, como quien mira todas las conversaciones de WhatsApp sin leer ni un solo mensaje, porque todo eso me molestaba. No sé, fuera había VIDA y creo que la vida es demasiado molesta en cualquiera de sus expresiones.
Con desgana (que es mi forma de vivir la vida, tan válida como cualquier otra, ¿eh?) me vestí y salí de allí con mis cosas y con mis prisas de siempre. Porque no importaba que pusiera dos horas antes la alarma, siempre me esperaba a última hora para salir de casa.
Con los auriculares sonando a todo volumen, fingiendo que era la protagonista de un videoclip (ya sabéis, eso que hace todo el mundo, nada nuevo), caminaba muy rápido para llegar a coger mi autobús. Bueno, mi autobús no, el siguiente, que el otro lo había perdido. Allí había mucha gente y yo me quería morir (nada nuevo, otra vez). Y subía más la música, pero no subía más y pensé que me quedaría sorda si no lo estaba ya, pero que qué más daba porque no pensaba renunciar a la música.
El autobús, de repente, hizo un giro muy chungo y bum y unos instantes después, sin enterarme yo muy bien de la movida, estábamos la mayoría sangrando y muy asustados, llorando. Yo lloraba del dolor, que conste, no por otra cosa. Creo. No sé, lo veía todo borroso, así que no tengo nada claro de aquel asunto.
"¿Se encuentra bien?"
Tío, ¿estamos tontos? Siglo XXI y se siguen preguntando estas estupideces. Las preguntas estúpidas también deberían pasar por un proceso de selección natural. Y si ese proceso existe, no está funcionando bien. ¡PUES CLARO QUE NO ME ENCUENTRO BIEN!, ¿no? No sé, no sabía qué había pasado ni qué sentía, así que me limité a no responder, pero no porque yo no quisiera.
Extendí mi teléfono móvil, esa cosa que no se callaba, hacia el señor (¿señora?) que tenía delante preguntándome y qué gracioso es todo cuando tienes tu pantalla bien bloqueada con tu patrón. No quería llamar al 112, que era a lo que le daba siempre sin querer cuando el teléfono estaba bloqueado, porque ya había allí "gente de esa" atendiéndonos. Solo quería que esa persona llamase a mi puta "AA Mamá" porque era lo que se tenía que hacer en esos casos, ¿verdad?
"Está bloqueado."
Era muy inteligente. Aquella persona era muy inteligente. No sé cómo me encontré con su mano encima porque la había cogido yo y le estaba dibujando algo en la palma con el dedo que pretendía ser el patrón de desbloqueo y podría haber sido una jirafa perfectamente. La cosa es que no recuerdo nada de lo que pasó después. Solo el hospital. Resulta que sobreviví y todo. Y allí estaba mi AA Mamá, mirándome fatal.
Bendita Edad Contemporánea. Menos mal que todo está hecho para olvidar.
Comentarios
Publicar un comentario
¿Algo que quieras compartir?