Por favor, circule

Hoy he cometido la locura esa de pararme en medio de mucha -muchísima- gente que iba andando hacia el mismo sitio. Me he parado en un sitio apartado, al lado del respaldo de un banco, como si fuera el arcén de una carretera. Pero esto no ha evitado que la gente me empujara, que yo entrara en estado de pánico. ¡Por Dios, la gente iba a atravesar el puto banco con tal de aplastarme! Los coches que circulaban por la carretera rozaban, golpeaban al coche parado en el arcén.

Hablando de aplastar, casi siempre que uso esa palabra -en cualquiera de sus variantes- me viene a la cabeza una mano aplastando contra una mesa al mosquito de turno que se ha posado un rato para tocar los cojones. Porque así somos: destruimos todo lo que nos molesta o no nos interesa. 

Porque hoy yo he sido un mosquito a punto de morir, pero las manos de la gente se han limitado a aplaudir demasiado cerca de mí sin matarme del todo. Solo me han pillado un poco las alas.

Comentarios

Entradas populares de este blog

El fuelle

¿Qué es para ti la vida?

El libro más increíble que he leído