A los gusanos

A mí que me escriban cuando ya me haya muerto. Cuando no pueda decir que sí, que me está destrozando lo que me cuentan. Que las palabras me cortan más que un cuchillo en el cuello que me impide respirar por si al moverme me rajo y me desangro. Y muero. Suelto el aire de golpe y despierto de la ensoñación que me tiene atrapada pensando en la muerte así. Qué agobio.

A mí que me escriban cuando me quieran hacer tiritar, pero no de miedo. Cuando quieran que el vello se me erice y me dé un escalofrío que me aleje de la desgracia y me haga sentir un poquito feliz. Que sea como cuando alguien conoce tu canción favorita y la pone solo para animarte, para verte sonreír. Para bailar. Suelto el aire de golpe y me da pena no ser así de feliz ahora mismo. Me ahogo.

A mí que me escriban cuando no sepan qué decirme, pero me lo quieran decir todo. Cuando el nudo en la garganta sea más fuerte que en los cordones de los zapatos. Que se te atraganten las palabras y tengas que carraspear, que no me mires a los ojos, que te mueras de vergüenza. Que te mueras. Suelto el aire de golpe y lo vuelvo a coger muy rápido del pánico que siento ahora mismo. Me muero.

Escríbeme.

Comentarios

Entradas populares de este blog

El fuelle

¿Qué es para ti la vida?

El libro más increíble que he leído