#6 Tierra

Los perros nos llevaron a tus huellas como el invierno lleva a la primavera: con esperanza de encontrar vida. Llevabas cuatro días desaparecida y la tierra lo sabía. Y lo peor no era eso, sino que nosotros también éramos conscientes de que faltabas en el día a día y la garganta se me secaba cada vez que alguien pronunciaba tu nombre. Como si en realidad llevaras muerta un siglo. Como si no existieras desde hace tanto tiempo que habíamos olvidado que así era como te llamabas.

La policía vino a mi casa aquella noche preguntando si te había visto. Yo le dije que sí muy convencido y es porque sabes que siempre mezclo los días y me creo que el martes y el miércoles son el mismo intentando tomarnos el pelo. Que nadie ha sido tan cruel como para meterle un día más a la semana y que el verano y el otoño son lo mismo también porque estamos en octubre y sigue haciendo veintisiete grados.

Que digo yo que tu cadáver, si es que existe, estará muy a gusto con esta temperatura porque tú eres o eras más de calor que de frío, pero que yo siempre he sido todo lo contrario y solo quiero que vuelvas para ponerte un abrigo y sentarme contigo a hablar de lo mal que te ha ido el día, del metro que se te ha ido en las narices y del jefe al que le quieres partir la cara porque no para de endiñarte más trabajo. Que yo solo quiero que vuelvas para darte un abrazo porque si te has ido, si de verdad te has ido, de mí únicamente quedarán trazos.

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